Migrañas: Trabajar con dolor

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Según la Sociedad Española de Neurología, el 13% de la población en nuestro país, en torno a cinco millones de personas adultas, sufre migraña y, a su vez, un millón y medio de personas padecen migraña crónica, lo que supone que los pacientes sufren dolor de cabeza 15 o más días al mes. Unos datos muy elevados que reflejan una realidad poco visible de la que se habla muy poco: la de las personas que trabajan con dolor. 

La migraña es un trastorno serio del sistema nervioso, un tipo de dolor pulsátil (como golpes o “martillazos”) que se localiza en un lado de la cabeza y puede ir acompañado de gran diversidad de síntomas como náuseas, vómitos, molestias provocadas por la sensibilidad a la luz, los olores o el sonido.

Se trata de cefaleas agudas, de gran intensidad, que se repiten en el tiempo y suelen durar entre 2 y 72 horas, aunque hay muy diversas tipologías, sintomatología y grados de gravedad. Las migrañas van más allá de un dolor de cabeza puntual y pasajero, y en los casos severos, el dolor llega a ser incapacitante, alterando la actividad habitual de quien las sufre, mermando su calidad de vida y provocando consecuencias emocionales, sociales e incluso laborales.

De hecho, la Organización Mundial de la Salud, considera la migraña como una de las veinte enfermedades más incapacitantes que existen y, por desgracia, de momento no existe una cura específica. Aunque sí hay tratamientos para tratar de controlar el dolor y mitigar los síntomas, prevenir las crisis o identificar los factores desencadenantes, estos no funcionan del mismo modo en todos los pacientes.

La Organización Mundial de la Salud considera la migraña como una de las veinte enfermedades más incapacitantes

Las condiciones laborales también pueden influir en las personas trabajadoras que padecen migrañas, por ejemplo, los trabajos con altos niveles de estrés o aquellos en los que hay exposición a luces brillantes o que requieren fijar mucho la visión y también el trabajo nocturno.

A pesar de ello, no existe ningún tipo de reconocimiento específico a nivel laboral, como el recientemente aprobado para los casos de menstruación incapacitante. Y son muchas las personas que las sufren. Ángela, por ejemplo, tiene migrañas desde que tiene recuerdos, ahora tiene 50 años y cuenta que ha llegado a llorar del dolor. Cuando contacté con ella estaba en el cuarto día de un episodio de migraña y tuvimos que posponer la conversación.

“Las pastillas que tomo para reducir el dolor me dejan la cabeza acartonada, pero gracias a ellas, mis episodios se han reducido a unos dos al mes” afirma a In Itinere. “Es muy frustrante saber que no puedes hacer mucho más allá de tomarte la medicación y que, hasta que esta hace efecto, además del dolor, los mareos y vómitos, tienes que enfrentarte, por un lado, a la ansiedad, y por otro, al sentimiento de culpa por dejar de estar” explica.

Más habituales entre las mujeres

En el caso de María, de 48 años, la migraña está asociada con sus ciclos menstruales, y ha ido empeorando con el paso de los años, sobre todo, a raíz de su segundo embarazo. Sus episodios no siempre tienen la misma intensidad, hay días puede controlarlo con analgésicos, otros, debe tomarse la medicación y, sobre todo, parar. “Cuando era más joven no me dolía tanto, tampoco era tan frecuente y tan incapacitante. Ahora hay días que me despierto con el dolor y no soy capaz de levantarme de la cama”, asegura.

Según la Sociedad Española de Neurología, entre un 85 y un 90 % de la población ha sufrido, al menos, un episodio de cefalea en el último año y es más habitual en las mujeres, siendo una de las consultas médicas más frecuentes en atención primaria y neurología.

Gemma, de 39 años, siente como si tuviera “un casco en la cabeza que cada vez aprieta más. Además, me molesta mucho el ruido, incluso que te hablen, y la luz, me siento incapaz de mirar el ordenador. Es un dolor muy intenso y lo único que me alivia un poco es la oscuridad”.

Hay días que me despierto con tal dolor que no soy capaz de levantarme de la cama

Como muchos otros afectados por esta patología, ha probado diversas medicaciones y la única que le va bien le produce somnolencia y desorientación, así que cuenta a In Itinere que se la toma por las noches, y solo la toma por el día, si no le queda otro remedio.

Trabajar con dolor

A pesar de los tratamientos, la mayor parte de los afectados por migraña trabaja con dolor. Sergio tiene 30 años, nos cuenta que, una media hora antes de que empiece el dolor de cabeza, tiene varios síntomas de aviso: aura visual, visión en zigzag que le impide enfocar y hormigueos en las manos y en la lengua… Cuando los nota, sabe que tiene que tomarse inmediatamente la medicación para no terminar en el hospital.

“Es un dolor muy punzante y constante que no se puede manejar y cuesta mucho poder concentrarse o realizar cualquier actividad”, nos dice. “Voy a trabajar con dolor muchos días y tengo que hacerlo porque tengo en torno a 8 o 10 migrañas al mes. Mi médico de familia sabe que tengo esta patología y me facilita mucho en todos los sentidos, igualmente, la empresa ha sido muy comprensiva y muchas veces no me ha exigido los justificantes”.

Voy a trabajar con dolor muchos días y tengo que hacerlo porque tengo en torno a 8 o 10 migrañas al mes

Gemma, sin embargo, señala que, como es autónoma, si tiene una crisis acumula el trabajo para el día siguiente, pero cuando trabajaba por cuenta ajena nunca pidió la baja “porque es una enfermedad que está invisibilizada y muchas empresas lo consideran una excusa”.

“Cuando tienes fiebre, te pones el termómetro; si te tuerces un tobillo, te hacen una radiografía, pero con esto me daba miedo que pensaran que me lo estaba inventando”, lamenta. Es lo que le pasa a mucha gente, en muchos empleos, ausentarte por este motivo aun con justificantes de baja médica, puede significar el despido.

Muchas personas pierden dinero o vacaciones

Las migrañas se consideran enfermedad común o accidente no laboral, de manera que las personas afectadas deben acudir a su médico de cabecera, que será quien extenderá los partes de baja y, posteriormente, el alta. Un proceso que deberá repetirse cada vez que haya un episodio de migraña.

Al ser considerada enfermedad común, esta patología puede tener también consecuencias económicas, ya que, si el convenio colectivo no tiene complemento por Incapacidad Temporal (IT), -que cubra el 100% de la base reguladora-, los tres primeros días de la baja no se cobra nada, a partir del cuarto día y hasta el día veinte, se cobrará el 60% de la base reguladora y a partir del vigésimo primer día se percibirá el 75%.

Esto, repetido en el tiempo, puesto que las migrañas se repiten regularmente, supone una pérdida de ingresos importante para muchas personas, por eso hay gente que no solicita la baja, e incluso hay quien opta por pedir días de vacaciones.

En el caso de Sergio o María, no ha habido pérdida de ingresos porque tienen convenios colectivos que incluyen complementos, pero no es el caso de Ángela o Gema que, o han perdido parte de su salario o no han cogido bajas médicas por miedo a las consecuencias.

“Aunque el convenio sea más completo y la empresa más comprensiva”, afirma Sergio, “eso no quita que me sienta mal cuando tengo que faltar porque son muchos días al mes los que tengo esa migraña, aunque no falte todos ellos, y normalmente siempre hay alguien que te tiene que cubrir mi trabajo”. Una sensación de culpabilidad que comparten todas las personas con las que In Itinere ha hablado.

Es una enfermedad que está invisibilizada y muchas empresas lo consideran una excusa

Protocolos específicos

Por eso, todos coinciden en que sería muy deseable desarrollar algún tipo de reconocimiento específico para que las personas afectadas por migraña no tengan que ir a trabajar con dolor y no sufran otro tipo de consecuencias laborales debido a las bajas, así como establecer algún mecanismo de permiso relacionado con esta patología, similar al recientemente aprobado para los dolores menstruales incapacitantes.

“No es que no vayas a trabajar porque no te apetece, es que no puedes. Además, no es que tú cojas la baja, te la da el médico y te la da por algo, no faltas al trabajo sin más. Y el hecho de que se establezca algún tipo de permiso facilitaría mucho las cosas y no se perdería tanto dinero” afirma Ángela, “sin embargo, veo muy complicado que esto prospere”.

Simultáneamente, si las empresas implementaran adaptaciones del puesto de trabajo como flexibilidad horaria, exposición a luz natural en lugar de artificial, habilitar salas de descanso o impulsar medidas de concienciación frente a este problema, en definitiva, adaptar el trabajo a la persona, se reducirían los factores de riesgo laboral que afectan a aquellas personas trabajadoras que padecen migraña.

SABÍAS QUE…

Hay sentencias que han reconocido la incapacidad permanente absoluta por migrañas crónicas y diarias. Es el caso de una camarera de Tenerife, que logró este grado de incapacidad al no poder desempeñar sus tareas habituales ni ninguna otra actividad debido a esta patología y a los efectos de la medicación.

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