Se inician las negociaciones para la reducción de la jornada laboral
Finalmente, se hará realidad. A finales de diciembre de 1982, el Consejo de Ministros aprobó la jornada laboral de 40 horas semanales para que fuera tramitada en las Cortes y entrara en vigor a mediados del año siguiente. Es decir, hace más de 40 años que el mercado de trabajo español tiene marcadas las 40 horas laborales semanales.
40 años en los que la media de edad para casarse ha aumentado en 9 años (de los 25 a los 34); la media edad para tener el primer hijo ha aumentado en 7 años (de los 25 a los 32); en los que hay más actividades de ocio, pero menos tiempo para vivirlas; en los que hemos pasado de rebobinar los casettes con un bolígrafo a escuchar la música desde el móvil con auriculares inalámbricos; y en los que la tecnología ha avanzado tanto que ya se necesita menos de la mitad del tiempo para hacer una tarea o producir un bien común.
La vida social y económica ha avanzado exponencialmente durante estos últimos 40 años, pero la jornada laboral, no. Seguimos en las 40 horas laborales a la semana y todos estos avances nos tienen que permitir trabajar menos para vivir mejor. Así lo piensa el gobierno también, que ha abierto ya la mesa de Diálogo Social para reducir la jornada de trabajo a 37,5 horas semanales en 2025.
Una reducción de jornada que tiene que impulsarse sin una merma en los salarios de las personas y que tiene que permitir que los trabajadores y trabajadoras vivan mejor con un mayor tiempo libre. Además, es fundamental que esta reducción de jornada sea progresiva en el tiempo, hasta llegar a las 32 horas laborales a la semana. La mejora de la tecnología impulsa los beneficios de las empresas, que tienen que repartirse entre la clase trabajadora, no solo entre sus bolsillos. Es hora de acabar con jornadas de trabajo abusivas y comenzar a ganar calidad de vida.