Explosión de cafeína

Hoy hay un acto importante y el ritmo de trabajo es estresante. Me paro un momento entre el bullicio para beber agua. Respiro. Sin esperarlo, ahí llegan sus manos. Se posan en mis hombros desde atrás y su voz retumba molestamente en mi cabeza “a ver cuándo nos tomamos un café”. Conozco perfectamente la sonrisa que se le dibuja en la cara y ese aliento que huele a rancio. Lo siento en mi nuca. Mi cuerpo adopta actitud defensiva: el corazón se acelera, los músculos se tensan, me preparo para la huida. Él y yo no somos amigos y, sin embargo, juega a acercarse demasiado. Porque él tiene su cargo, pero yo aquí solo soy una currante más. “Créeme que no te sentará bien que tome demasiada cafeína”: eso pienso, pero no digo nada.

Previous post Los lunes al sol
acoso sexual trabajo Next post Lumpen – 6 de septiembre de 2023
Close