Trabajo sin armarios

Persiste la LGTBIfobia en el acceso al empleo y en el mercado laboral, en especial para las personas trans. Un término que expresa las discriminaciones, intolerancia y rechazo que sufren las lesbianas, gais, bisexuales y personas trans y no binarias por razones de orientación sexual e identidad o expresión de género.

– Las empresas deben cuidar la salud mental de sus trabajadores.

Enma, es una mujer trans de 22 años. Cuenta a In Itinere su experiencia para acceder al mundo laboral: “Me he presentado a algunas ofertas de empleo, sin éxito. En la última que era para comercial, la cara del señor que me entrevistó era todo un poema. Al instante supe que no me iban a seleccionar. Solo me dedicó cinco minutos, me dijo que si me cogían ya se pondrían en contacto conmigo, y hasta ahora”. Actualmente compagina sus estudios con un trabajo por horas en el bar de los padres de una amiga.

Marta, mujer trans, de 28 años, afirma que ella sí paso un proceso de selección. “Buscaba empleo y dos amigas que trabajaban en una tienda de ropa me dijeron que dejara mi currículum, que su encargada buscaba dependienta. Pasé dos entrevistas: la primera con la jefa de sección y la segunda con la gerente de la tienda. La primera dijo a mis amigas que era la única chica que había superado la entrevista y que me iban a coger sí o sí. Me llamaron una semana después para que entregara mi DNI y rellenara los datos para el contrato. Cuando vieron que en mi DNI mi nombre era masculino, me dijeron que se habían decidido por otra persona que encajaba más en el perfil”, lamenta.  

“No he tenido nunca que ocultar mi identidad de género porque mi passing es total. La única dificultad que encuentro es al tener que explicar que mi DNI no está cambiado y ahí es donde se dan cuenta de que soy una mujer trans”.

Marta, mujer trans.

Luis, homosexual de 26 años, reconoce que se ha autoexcluido de muchas ofertas de empleo porque es consciente de que no va a encajar por su forma de ser y expresarse. “Soy un culo inquieto, muy activo. Me interesa el mundo de la moda, de la música…soy un poco freelance. Organizo eventos de música tecno, preparo videoclips de moda, lo que surja”, comenta.

“Jamás me he cortado a la hora de vestir como me apetece. No tengo por qué,

¿acaso yo me meto en cómo visten o son otras personas?”.

Luis, homosexual.

Piensa que las discriminaciones en el acceso al empleo van un poco también por el tipo de sector o empresa en el que se quiere trabajar, aunque en su ámbito nunca se ha sentido discriminado.

En la misma línea, Marta opina que “ser mujer y trans está muy penalizado en determinados sectores, sobre todo en los más masculinizados”.

Puedes ser, pero no parecer

Efectivamente, el aspecto físico, la forma de expresarse y de vestir y el tipo de empresa de la que se trate pueden ser factores determinantes en cuanto a las discriminaciones que sufren las personas LGTBI en el acceso al empleo.  

Siete de cada diez 10 personas LGTBI consideran un inconveniente ser LGTBI para buscar un empleo, un porcentaje que se eleva al 75%, en el caso de las personas trans. El 55% de ellas han sido rechazadas directa o indirectamente en entrevistas de trabajo y más de la mitad están en desempleo. Estos datos se recogen en la II Edición del Estudio de UGT: ‘Hacia centros de trabajo inclusivos. Discriminación de las personas Trans y LGTBI en el ámbito laboral en España en 2023. Retos y soluciones’, en base a 2.480 personas entrevistadas de diferentes orientaciones sexuales e identidades y expresiones de género, y que trabajan en distintos sectores de producción.

El informe revela -en cuanto a las orientaciones sexuales- que ‘a pesar de que en el ámbito familiar y social se ha salido del armario, la mitad de las personas LGB+ evitan gestos, expresiones y actitudes que revelen su orientación en el trabajo’.

“Siguen pesando los prejuicios y los clichés que se tienen en torno a la comunidad LGTBI”, opina Enma. Algo que cree que se nota en muchos de los entrevistadores, generalmente los de más edad.

Admite que se siente rechazada socialmente. “Llevo más de un año yendo al psicólogo. Me está ayudando. Soy como soy y no hay nada de malo en ello. El problema es que a veces, las burlas, las bromas reiteradas o, incluso, la mirada de otros te hace daño. Aún me siento insegura. No es fácil”, confiesa.

“Falla la sociedad y fallan las empresas, que no entienden la realidad trans”.

Marta, Mujer trans.

“Falla la sociedad y fallan las empresas, que no entienden la realidad trans”, explica Marta. “El trabajo no tiene nada que ver con quienes somos y lo habitual que me he encontrado es que si no accedes al cambio registral del nombre (aunque ahora es más fácil gracias a la ley trans), las empresas prefieren no complicarse y no te contratan”.

Iván, de 50 años, tras trabajar más de 17 años en un supermercado afirma que empezaron los problemas en su empresa cuando se enteraron de que era un hombre trans. “Me trasladaron a la panadería para que no se me viera y pasé de ser un trabajador con evaluaciones muy buenas o excelentes, a despedirme por bajo rendimiento. Mis compañeros me acosaban (comentarios, insultos e incluso hubo un intento de agresión sexual). A pesar de mis denuncias, la dirección del centro echó balones fuera”, cuenta a In Itínere.

El estudio de UGT constata que ‘más de la mitad de los encuestados consideran que las personas LGTBI no están socialmente aceptadas. Una opinión que se eleva al 70% en el caso de las personas trans’. Si se pregunta directamente al colectivo LGTBI la percepción de su aceptación social es más negativa: el 75% de las personas LGTBI creen que no tienen las mismas oportunidades en general, que las personas heterosexuales, porcentaje que se eleva al 83% si son trans.

Portazo a las discriminaciones

Mientras no haya igualdad en el empleo, no habrá igualdad en las calles, ni en la sociedad. Por eso hay que arrinconar a las discriminaciones, en lugar de que el mercado laboral cierre las puertas a muchas personas LGTBI por el mero hecho de serlo. Algo que no es ni democrático, ni constitucional y que no refleja la realidad de una sociedad que es diversa y tiene que comportarse como tal.

En este sentido, la pasada legislatura ha sido un soplo de aire fresco para garantizar el respeto a los derechos de las personas LGTBI en el empleo y en el seno de las empresas. Prueba de ello es la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos LGTBI, más conocida como Ley Trans, que entró en vigor el 2 de marzo de este año; el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva y la Ley de Empleo.

La ley establece la obligación para las empresas de más de 50 personas trabajadoras de contar con un conjunto de medidas y recursos para alcanzar la igualdad real y efectiva de las personas LGTBI. Incluye el diseño de medidas de acción positiva para mejorar la empleabilidad de las personas trans así como planes específicos de fomento del empleo.

Se contemplan campañas de concienciación, seguimiento de la situación laboral e incluso subvenciones que favorezcan la contratación de personas trans en desempleo. Asimismo, se elaborarán planes de igualdad y no discriminación que incluyan a las personas trans.

Pero más allá de las leyes se contempla, por primera vez, a través del V AENC el compromiso de las organizaciones empresariales y sindicales para fomentar la diversidad de las plantillas y crear, a través de los convenios colectivos, espacios de trabajo inclusivos y seguros, asegurando protocolos contra el acoso y la violencia en los centros de trabajo, para proteger a las personas LGTBI.

Es importante dar visibilidad a estas discriminaciones. El objetivo es que en algún momento sea posible una sociedad sin armarios en los que esconderse. Las personas entrevistadas en este reportaje son conscientes de ello.

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