En primera línea de fuego
España es uno de los países de Europa más afectados por los incendios forestales, un problema que irá en aumento debido a los efectos del cambio climático y la subida global de las temperaturas. Sin embargo, muchos de los fuegos que arrasan nuestro país con la llegada del calor podrían evitarse con más medios humanos y técnicos. Inversión es la palabra mágica.
– El mes de julio fue el más caluroso en la Tierra desde que hay registros.
Según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, el año pasado batió los récords del decenio 2012-2022 en cuanto a número de incendios y terreno afectado, con 57 Grandes Incendios y 270.000 hectáreas afectadas. En los seis primeros meses de 2023, los incendios forestales han quemado un total de 58.810,36 hectáreas de superficie.
Las estadísticas señalan además que crecen los grandes incendios forestales, los que superan las 500 hectáreas, que han pasado de dos fuegos en los cinco primeros meses de 2022 y tres de media en los últimos diez años, a 15 en el mismo plazo de 2023 de forma que vamos camino que batir récords en verano.
Los datos ponen de manifiesto que nuestro país tendrá que hacer frente a incendios cada vez más grandes y más difíciles de controlar y extinguir. De hecho, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, los incendios afectaron entre enero y junio a un total de 65.973 hectáreas, el 55% de todo lo ardido en la Unión Europea, situando a nuestro país como el primero en la lista con más superficie quemada.
Incendios cada vez más virulentos
El cambio climático y la mano del hombre, principales causas
El fuego es un fenómeno natural necesario para la regeneración de los bosques, pero el cambio climático, la situación de la masa forestal o la mano del hombre, que está detrás del 96% de los incendios en España, lo han convertido en un problema de primer orden.
Además de las tremendas consecuencias ecológicas y económicas, los incendios tienen consecuencias sobre la población, y la meteorología es un factor determinante. De hecho, según el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, en 2022 hubo tres olas de calor durante las que se produjeron el 82% de los incendios, que afectaron al 88% de la superficie total quemada. Si no se toman medidas ya para paliar el cambio climático, el número de incendios y su virulencia irá en aumento.
Acabar con las diferencias entre Comunidades Autónomas
Las Comunidades Autónomas tienen las competencias en materia de montes y aprovechamientos forestales, y la gestión en materia de protección del medio ambiente a través de sus estatutos de autonomía. Son, por tanto, las encargadas de diseñar sus propios dispositivos, mientras que corresponde a la Administración General del Estado desplegar medios estatales de apoyo, entre otras competencias.
El problema es que el sistema regional genera diferencias entre las diferentes Comunidades Autónomas y entre los trabajadores públicos y los privados. Por ejemplo, en Castilla y León, que es sin lugar a dudas la peor comunidad autónoma de España en cuanto a condiciones laborales, marcada por un sistema mixto privatizado casi al 80% y que se reparte entre unas 15 empresas, la situación sea muy distinta a la de Castilla-La Mancha, Andalucía o Cantabria, la comunidad con unas mejores condiciones.
Esto, a juicio de Ángel Rubio, responsable del sindicato profesional de bomberos forestales de UGT, “mejoraría con una Ley Básica del Bombero forestal que partiría de la base del reconocimiento de la categoría de Bombero Forestal a todos los trabajadores de los servicios de Prevención, Detección y Extinción de Incendios Forestales, así como de las Contingencias en el Medio Natural y Rural”. Se trata de un decreto estatal que iba a estar preparado para este verano, pero que ha quedado paralizado con el adelanto electoral y, por tanto, ahora pende de un hilo.
Con el adelanto electoral, la Ley Básica del Bombero Forestal pende de un hilo
Rubio considera que “el anteproyecto, que fue aprobado a finales de febrero en Consejo de ministros, y que el Gobierno ha prometido desarrollar de urgencia si gana las elecciones, sería un hito al establecer una regulación de la profesión eliminando, por ejemplo, el amplio espectro de categorías y
Unificando funciones, formación, estableciendo los riesgos añadidos a la actividad con el reconocimiento de la peligrosidad, penosidad y toxicidad que nos daría el paso al reconocimiento de los coeficientes reductores y por tanto accedo a la Jubilación anticipada”.
Acabar con la precariedad en el sector
Las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) se crearon tras los grandes incendios de finales de los 80 y principios de los 90. Estos pusieron de relieve la necesidad de unidades especializadas que actuaran como refuerzo a las CCAA en los grandes incendios forestales y otras situaciones de especial complejidad, como la simultaneidad de incendios.
Estos profesionales, que conocen muy bien el terreno, se juegan la vida y sufren, a menudo, la falta de medios y recursos materiales y humanos, así como una situación de precariedad laboral, bajos salarios y elevada temporalidad en el empleo.
No se sienten reconocidos, ni compensados económicamente, puesto que un bombero forestal BRIF dedicado a la extinción de incendios que se desplaza en medios aéreos percibe apenas 150 euros más del SMI. Santiago, por ejemplo, que trabaja en Extremadura, señala que “los dispositivos están infradimensionados y si hay dos incendios grandes de manera simultánea el operativo colapsa, por eso es fundamental incrementar el número de efectivos y reforzar las zonas más conflictivas”. “Además”, añade, “más de la mitad de las bases están en estado deplorable: sin cocina, sin climatización… No tenemos ni lavadoras para no contaminar a nuestra familia lavando los EPIs en casa”.
Hay que dignificar los empleos de los profesionales que luchan contra los incendios
En La Rioja, Raúl insiste en la importancia de que el personal fijo discontinuo contratado en las campañas de verano se convierta en personal fijo, puesto que el resto de la temporada la plantilla se queda corta para los trabajos de prevención. Lo mismo destaca Rafa, en la Comunidad de Madrid, quien, además, subraya la necesidad de mejorar la calidad de los EPIS, “algo en lo que no se debería escatimar”.
Por otro lado, Rodrigo y Ángel, de Castilla León, coinciden en la necesidad de ofrecer estabilidad laboral, mejor formación y recuperar labores que se han cedido a empresas privadas. De trabajar tres meses han pasado a seis, lo que supone que tienen que compaginar varios empleos para poder ganarse la vida. También reclaman unos coeficientes reductores para poder jubilarse anticipadamente.
A pesar de la precariedad, son un referente mundial
A pesar de la precariedad y de la falta de medios, nuestro país es un referente mundial en la lucha contra los incendios forestales y resulta habitual que nuestros brigadistas se desplacen a otros países cuando estos solicitan ayuda internacional ante una situación de emergencia.
Este mismo año han apoyado labores de extinción en países como Chile o Canadá. Se trata de “un trabajo”, nos cuenta Francisco Javier, que “se debe regularizar y abonar, puesto que no se percibe ningún tipo de remuneración, a pesar de existir para ello pluses de ámbito internacional porque es como si estuviéramos actuando en cualquier lugar del territorio nacional”.
Hay que preservar el medio natural a nivel internacional. España tiene una responsabilidad en la conservación de la biodiversidad a escala global, ya que constituye un elemento importante para la lucha contra la pobreza. Especialmente, por su contribución a la seguridad alimentaria y a la salud de las personas, la generación de ingresos y medios de vida y la preservación de valores culturales y sociales.
Los incendios se apagan en invierno
Los profesionales apuntan que la inversión solo en la extinción de incendios forestales no es la solución al problema, por lo que es necesaria una inversión adecuada en una gestión integral para el medio natural y rural. Esta debe incluir políticas de adecuación de nuestras masas forestales –trabajos de establecimiento de aéreas contrafuegos con desbroce, apeo, reducción de cagas, uso del fuego controlado, etc.- que evitarían esos demoledores fuegos y todos los daños que ocasionan, pero es necesario prevenir y mejorar la gestión forestal.
Los trabajos de prevención –desbrozado, cortafuegos o limpieza de montes- son esenciales para evitar los fuegos y todos los daños que ocasionan, pero es necesario aumentar la inversión en medios humanos y técnicos y las administraciones no terminan de dar el paso.
Políticas de prevención los 12 meses del año
Para acabar con esta situación, afirman que hay que planificar medidas en distintas direcciones, pero hay cosas que se pueden hacer desde ya. La profesionalización y estabilización de las plantillas de Brigadas Forestales y la mejora de los medios de extinción, el desarrollo de políticas de asentamiento en las zonas rurales, combatir la despoblación y transformar el territorio implantando una masa forestal más resistente al cambio climático, son ejemplos de ello.
La solución pasa por dar un giro de 180 grados a la gestión forestal y aprobar una Ley Básica de los Agentes Forestales, así como un Estatuto Básico de Bomberos Forestales para establecer un marco normativo mínimo en el sector. Además, inciden, se debe potenciar el trabajo preventivo de las Fiscalías de Medio Ambiente, en coordinación con la investigación de incendios forestales que
realizan los agentes forestales y, sobre todo, promover campañas para sensibilizar y concienciar a la sociedad sobre el cambio climático.