‘No me da la vida’: cuando la imposibilidad para una conciliación real se convierte en chiste
Dos años antes de conquistar a todo el público español con Cinco Lobitos, la ganadora del Goya, Alauda Ruiz de Azúa, realizó el cortometraje que hoy nos atañe. Con caras conocidas como la de Luis Callejo, en sus 16 minutos de duración, No me da la vida expone de manera breve, clara y concisa, la dificultad cada vez mayor que supone para las trabajadoras y en este caso -a través de un perspicaz guion firmado por Virginia Mosquera- los trabajadores, el poder tener una conciliación real para disfrutar de su tiempo libre.
En clave de comedia dramática, No me da la vida relata la conversación que cuatro amigos tienen durante una partida de cartas. Los cuatro personajes se hacen ver de manera recíproca cómo las tareas diarias, incluyendo el cuidado de hijos, les absorben y apenas tienen tiempo para ellos, consolándose mutuamente mediante la broma y la ironía.
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La directora plantea el cambio de roles a través de la comedia, con el fin de poder observar cómo reaccionarían los hombres, representados aquí en este grupo de amigos, si se viesen sobrepasados por cosas que, normalmente, suelen asociarse con el rol femenino.
Sin embargo, más allá de este juego del guion, en el corto subyace una idea que va más allá, y es aquella que plantea el hecho de que, independientemente de los roles, todos sufrimos un problema real, el de la conciliación laboral y familiar. De hecho, en un momento concreto, uno de los personajes lo menciona, siendo irónicamente interrumpido cuando pronuncia la palabra «conciliación».
Desde luego, difícilmente la directora vizcaína podría haber encontrado un título mejor para este cortometraje.
No me da la vida está disponible en Filmin.