Ciudades sostenibles para asegurar el futuro
Más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas y se prevé que la cifra alcance las dos terceras partes de la población en 2050. Esta expansión trae consigo problemas como el ruido, el cambio climático, la falta de espacio o la contaminación, que según estima la Agencia Europea de Medio Ambiente provoca la muerte prematura a en torno a 24.000 personas en España. Por ello, hay que actuar ya. No se trata sólo de lograr ciudades más sostenibles, sino de asegurar el futuro y humanizar los espacios en los que vivimos.
La Organización de Naciones Unidas advierte de que la expansión de las ciudades ha tenido consecuencias positivas como el rápido progreso social y económico, pero también negativas, como la contaminación, la gestión de recursos naturales y los residuos, o los problemas derivados de la urbanización, que requieren actuaciones urgentes e inversión.
Las ciudades consumen el 78% de la energía mundial y producen más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y el crecimiento de la población supera el ritmo de construcción de viviendas adecuadas y asequibles, lo que provoca el aumento de barrios marginales y asentamientos improvisados que suelen estar más afectados por el cambio climático.
Además, Naciones Unidas advierte de que la contaminación del aire causada por el tráfico, la industria, la generación de energía, etc. así como la poca cantidad de espacios verdes constituye una grave amenaza para la salud humana y contribuye al cambio climático.
De hecho, según apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire se sitúa como la cuarta causa de mortalidad en el mundo, con siete millones de fallecimientos. Por lo que fomentar el transporte público y una movilidad sostenible, además de favorecer el crecimiento económico y la inclusión social, es una herramienta clave para mitigar el cambio climático y la contaminación atmosférica en las urbes.
La población que vive en asentamientos de menor tamaño, especialmente en países en desarrollo, se enfrenta a problemas similares y otros adicionales, como la mayor posibilidad de verse afectados por desastres naturales y actividades que dañen su patrimonio cultural y natural.
Ciudades sostenibles y humanas
Por todo ello, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11 pretende conseguir ciudades y comunidades más sostenibles y lograr que sean lugares inclusivos, seguros, resilientes a los impactos del cambio climático y sostenibles que respeten el entorno.
Además, considera fundamental buscar que sus habitantes tengan acceso a viviendas, servicios básicos y medios de transporte adecuados, asequibles y seguros, fomentar la reducción del impacto medioambiental, las zonas verdes y los espacios públicos seguros e inclusivos y fortalecer el vínculo entre las zonas urbanas y rurales para generar un desarrollo que beneficie a ambas.
De acuerdo con la ONU, para el año 2050 dos terceras partes de la población vivirá en una ciudad por eso Carlos Moreno, urbanista y profesor de La Sorbona, propuso el concepto de “ciudades de 15 minutos” para mejorar la calidad de vida de las personas.
Las ciudades de los 15 minutos
Moreno plantea diseñar ciudades en las que todos los servicios esenciales como centros educativos, médicos o de trabajo, así como supermercados, farmacias o lugares de ocio se encuentren a una distancia de 15 minutos a pie, en bicicleta o en transporte público desde los hogares para minimizar el uso del coche, acortar los tiempos de traslado y reducir la contaminación.
Se trata de planificar ciudades para las personas alrededor de tres ejes fundamentales: proximidad, movilidad sostenible y espacios públicos verdes. Sin embargo, y aunque podemos hablar de criterios sociales, medioambientales y económicos o ítems como espacios naturales, movilidad sostenible, uso de fuentes de energía renovables o planificación sostenible de la construcción, las características de las ciudades sostenibles no son siempre las mismas y se deben tener en cuenta las particularidades de cada lugar.
Carmen Duce, Coordinadora de la Campaña Clean Cities en España, destaca que “casi el 70% del espacio público urbano está ocupado por coches que, además, están parados más del 90% del tiempo. Un espacio que no puede usarse para estar, pasear, jugar o convivir algo que ha expulsado a la infancia de las calles”.
Ciudades para las personas
Para ella, la movilidad en el mundo rural es un reto complicado, pero “en las ciudades es más sencillo, especialmente en las ciudades del sur de Europa que, en general, son muy compactas y ya son, per se, ciudades de 15 minutos, pero es esencial revertir la tendencia a la expansión urbana y volver a concentrar la vida, los trabajos, el ocio, la cultura, así como facilitar que la población pueda acceder a los derechos, bienes y servicios que necesita para una vida digna, con una movilidad lo menos contaminante posible”.
armen afirma que es fundamental que la gente sepa “que hay maneras de vivir que pueden hacernos ganar en salud, en relaciones sociales, en tiempo, en un mejor entorno y que, si bien hay que cambiar muchas cosas, es necesario salir de este modelo ecocida y, para ello, hay pasos que podemos ir dando como renaturalizar los barrios o los patios de los colegios, limitar el espacio a los coches en las ciudades, movernos a pie y en bici, jugar en la calle… parecen pasos pequeños, pero llevan dentro la semilla de algo que va mucho más allá”.
Contribuciones necesarias
Carmen Duce subraya que “los poderes públicos tienen la responsabilidad de proteger la salud de las personas y, por ello, deberían centrarse, de forma prioritaria, en mejorar las condiciones ambientales en las que viven las personas administradas: mejor calidad del aire, más espacio público, una movilidad más activa y menos sedentaria”.
“Cada administración, en su ámbito competencial, puede y debe actuar regulando y promoviendo zonas de bajas emisiones, medidas para reducir el tráfico, apoyar el transporte público, vigilar y evaluar la calidad del aire, o incluso en materia de vivienda, algo muy importante porque muchas personas han sido expulsadas de las ciudades por los elevados precios de las casas y, esto les obliga a utilizar su coche”.
Duce recuerda que no hace tanto tiempo las grandes empresas tenían claro que la responsabilidad de transportar a sus trabajadores desde los domicilios hasta las fábricas era de la empresa, no de los trabajadores y se pregunta en qué momento cambió esto y por qué.
“Es esencial poner en marcha planes de movilidad al trabajo que disuadan del uso del vehículo privado y faciliten a las personas acudir a su empleo de manera no contaminante. Ya hay experiencias que promueven, vía incentivos económicos, la movilidad activa al centro de trabajo, pero además de incentivarlo, hay que ponerlo fácil con accesos peatonales más directos, aparcabicis, o autobuses a los polígonos” comenta a In Itínere.
Las personas también tienen mucho que hacer para conseguir ciudades más sostenibles con sus decisiones. “En la mayoría de las ciudades españolas, más del 50% de los trayectos diarios se realizan a pie. Sin embargo, una parte importante de los trayectos en coche que son de menos de 2 km. Y esto no tiene mucho sentido”.
“El planeta seguirá adelante, hagamos lo que hagamos. Lo que está en juego es nuestra supervivencia aquí. Es por nosotros por quien tenemos que cambiar. Y urgentemente” advierte.
El avance de las ciudades sostenibles en España
En España cada vez más ciudades que trabajan para ser sostenibles, es el caso de Vitoria, Málaga o Pontevedra que, entre otras iniciativas están fomentando el consumo responsable y el comercio de proximidad, impulsando el reciclaje y los espacios verdes o renovando el espacio urbano y reacondicionando edificios públicos.
Vitoria, por ejemplo, fue declarada Capital Verde Europea en 2012 por su gran cantidad de parques y zonas verdes. Además, destaca en los objetivos de salud y bienestar, por la alta calidad del aire, el agua y los sistemas de saneamiento y es una de las ciudades de España con menos contaminación lumínica.
En las grandes urbes es más complicado, pero existe la posibilidad de planificar por distritos y tomar medidas por zonas con iniciativas como los entornos escolares sin coches o la ampliación de zonas verdes y espacios deportivos municipales o entornos libres de humos.