
Bulos sobre el medio ambiente
Los negacionistas de la emergencia climática defienden con bulos que no existe el cambio climático y desestiman con mentiras sus consecuencias. Desmontamos algunas de las falsedades más repetidas en los últimos tiempos sobre este asunto.
«¿El calentamiento global genera sequía? Pero si llevo tres semanas con el paraguas…»
Veamos: Es fácil confundirse cuando hay un periodo específico de lluvias o temperaturas bajas, pero es fundamental distinguir entre “tiempo” y “clima”. El tiempo se refiere a las condiciones meteorológicas que ocurren en un momento dado, como lluvias o tormentas en una semana. Por otro lado, el clima se relaciona con los patrones de temperatura y precipitación que se observan a lo largo de muchos años, generalmente décadas. Que haya lluvias intensas durante varias semanas no significa que el calentamiento global no sea real; de hecho, estos fenómenos extremos, como las fuertes lluvias, son consistentes con los cambios climáticos causados por el cambio climático
«Nos fumigan desde los aviones para controlar el clima…»

Es falso. Las conocidas “chemtrails” son en realidad “contrails”, que son estelas de condensación. Estas se generan cuando el vapor de agua caliente que emiten los motores de los aviones se mezcla con el aire frío a gran altura, creando esas líneas blancas que podemos ver en el cielo. No hay pruebas científicas que apoyen la idea de que estas estelas sean parte de un plan secreto para alterar el clima o perjudicar la salud de las personas. Aunque este mito sigue circulando, no tiene base científica.
«Los ecologistas están destruyendo presas para dejarnos sin agua…»

Es falso. Ningún grupo ecologista tiene como objetivo dejar a la gente sin acceso al agua. Lo que realmente se busca es una gestión responsable de los recursos hídricos y la conservación de los ecosistemas de los ríos. En muchos casos, algunas represas (que son estructuras más pequeñas y generalmente menos impactantes) pueden tener efectos adversos en la biodiversidad y en la calidad del agua, lo que afecta a las especies y a las comunidades que dependen de ellas.
Por eso, se sugiere eliminar ciertas represas para que los ríos puedan volver a su curso natural, lo que ayuda a los ciclos biológicos y preserva la salud de los ecosistemas acuáticos, sin poner en riesgo el suministro de agua para las personas.