El informe anual del Banco de España advierte de que la adquisición de viviendas de personas no residentes para uso vacacional, que alcanzó el 8,4% del total en nuestro país en el año 2024, elevándose incluso por encima de ese porcentaje en zonas turísticas, presiona los precios del mercado inmobiliario al alza y agrava la crisis de vivienda.
Además, el documento señala que la dificultad para acceder a una vivienda en las grandes ciudades o en los principales destinos turísticos puede poner en riesgo que las empresas encuentren trabajadores y trabajadoras en estas zonas, lo que puede tener otras consecuencias económicas negativas.
Según el Banco de España, las adquisiciones de vivienda por parte de no residentes “desempeñan un papel destacado en la fortaleza de la demanda”, aunque son desiguales dependiendo de las áreas geográficas y, tal y como se indica en el informe, “se sitúan en torno a las 60.000 viviendas anuales desde 2022”, una cifra que se enfrenta con un déficit de vivienda que la institución calcula en unas 80.000 casas en 2024.
El organismo destaca que “en el conjunto del parque de viviendas, el número de viviendas propiedad de extranjeros no residentes superaría el medio millón y supondría el 2% del total”, llegando a ratios de en torno al 11% en la provincia de Alicante o al 8,5 % en la de Málaga.
Además, recalca que las estimaciones disponibles sitúan en 50.000 unidades el incremento del número de viviendas turísticas en el promedio de 2024 en relación con 2023, un fenómeno que supone “una presión adicional de demanda en las zonas turísticas y en los centros de las grandes ciudades”.
Los autores del estudio señalan que estas operaciones elevan el precio de los inmuebles y reducen el parque disponible para quienes buscan vivienda habitual. En concreto estiman que, por cada punto porcentual adicional de compraventas de no residentes, se produce un incremento de 0,6 puntos porcentuales en la variación interanual de los precios de la vivienda.